Rubén Darío: El hombre que convirtió la palabra en música eterna
Rubén Darío no nació poeta: nació con el fuego de la palabra ardiendo en sus venas. Llegó al mundo el 18 de enero de 1867 en Metapa, Nicaragua (hoy Ciudad Darío), en una tierra que parecía demasiado pequeña para contener la fuerza de su genio. Desde niño, su espíritu buscaba una lengua más amplia, un ritmo más alto, una belleza que se desbordara de lo cotidiano.
A los trece años ya escribía versos que asombraban a su entorno. A los quince, era un joven viajero con más sueños que certezas, decidido a encontrar en la literatura no solo un oficio, sino una patria espiritual. Pronto entendió que su vida sería un exilio constante: de su país, de la estabilidad, incluso de sí mismo. Pero también supo que ese errar sería la fuente inagotable de su voz poética.