Un poeta del pueblo, para el pueblo
En medio del ruido sordo del franquismo, cuando las palabras eran vigiladas y la libertad tenía precio, surgió una voz que no se dejó quebrar. Una voz que no hablaba por sí sola, sino que canalizaba el dolor, la fe y la lucha de todo un pueblo. Esa voz era la de Blas de Otero, poeta bilbaíno que transformó la palabra en resistencia, en refugio y en arma.
Blas de Otero no escribió desde la comodidad de los salones literarios. Su lugar era el de la calle, el de la conciencia social, el de los que no tienen voz. Su obra no se puede leer sin escuchar en cada verso el latido de la historia, el temblor de los hombres y mujeres sencillos que soñaban con una vida digna. Es, en suma, un poeta de la humanidad.