Dos poemas cortos

 

Nocturno de la estatua

 

Entre la sombra y el muro
la estatua se desvela.

Su silencio es más hondo
que la noche entera.

 

Nocturno en que nada se oye

 

En medio de un silencio desierto,
la noche canta sin voz.

El universo es apenas
un latido de Dios.




Christian Morgenstern: el susurro lúdico de la poesía alemana

Christian Morgenstern (1871-1914) ocupa un lugar singular en la literatura alemana. Hijo de un pintor paisajista, creció en un ambiente artístico que marcó su sensibilidad y su temprana fascinación por la belleza de las palabras. Su vida, breve y atravesada por la enfermedad —padeció tuberculosis desde joven—, estuvo dedicada a explorar los límites del lenguaje, a revelar el misterio detrás de lo cotidiano y a cultivar una poesía en la que lo humorístico y lo filosófico conviven en perfecto equilibrio.




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Morgenstern comenzó su trayectoria en Berlín, rodeado de un ambiente intelectual vibrante. Allí entró en contacto con movimientos como el simbolismo y el decadentismo, pero nunca se adhirió por completo a ninguna escuela. Prefería la libertad creativa antes que las etiquetas, y esa independencia le permitió jugar con el idioma alemán de una manera que pocos habían intentado.

 

Su obra más conocida, “Galgenlieder” (Canciones de la horca, 1905), es un conjunto de poemas breves y en apariencia absurdos, cargados de humor y musicalidad. En ellos, objetos inanimados dialogan, los animales filosofan y el sinsentido se convierte en un espejo de la lógica humana. Este libro, que en su época desconcertó a críticos y lectores, hoy es considerado un clásico de la literatura humorística y del surrealismo temprano.

 

Pero reducir a Morgenstern a la categoría de poeta humorístico sería injusto. En colecciones posteriores, como “Palmström” (1910) y “Das große Lalula” (1910), se aprecia un tono más meditativo. Sus versos se abren al misterio del universo, a la búsqueda de una espiritualidad que trasciende credos. Admiraba la filosofía de Rudolf Steiner y encontró en el pensamiento antroposófico una forma de reconciliar la ironía con la contemplación mística.

 

Su vida estuvo marcada por la fragilidad física: la tuberculosis lo obligó a frecuentes estancias en sanatorios de Suiza y el Tirol. Sin embargo, esa cercanía constante a la muerte le dio una percepción aguda de la fugacidad y un sentido del humor que desarma. Sus poemas invitan a reír y a reflexionar al mismo tiempo, a percibir que la existencia es un juego serio, un enigma que solo el lenguaje puede acariciar.

 

Christian Morgenstern falleció a los 42 años, pero dejó una obra que sigue inspirando a poetas, traductores y lectores de todas las edades. Su legado es una lección de ligereza profunda: la poesía puede ser divertida sin perder hondura; el absurdo puede iluminar; la risa, a veces, es una forma de sabiduría.




Principales publicaciones

 

 

  • In Phantas Schloß (1895)
  • Galgenlieder (1905)
  • Palmström (1910)
  • Das große Lalula (1910)
  • Alle Galgenlieder (compilación póstuma, 1918)
  • Stufen (1918, poemas espirituales)
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