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Poemas cortos

1.
Se me caen las horas de las manos,
como monedas de un bolsillo roto.
No intento recogerlas,
pues sé que no hay regreso.

2.
La lluvia lava las calles,
pero no limpia la memoria.
Allí siguen tus pasos,
hundiéndose en mi sombra.




Piedad Bonnett: la palabra como refugio y resistencia

Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) es una de esas voces que, al pronunciarse, parecen no solo hablar de sí mismas, sino también de todos los silencios que cargamos. Poeta, novelista, dramaturga, ensayista y docente, Bonnett ha tejido una obra que transita entre la lucidez y la herida, la ternura y la crudeza. Su escritura se sitúa en el delicado borde donde la intimidad se abre al mundo sin perder su verdad más íntima.




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Una raíz en la literatura y la docencia

 

Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes y con estudios de maestría en Teoría del Arte y la Arquitectura, Bonnett no solo ha escrito, sino que ha formado generaciones de lectores y escritores. Durante más de tres décadas fue profesora de literatura, un espacio que ella entendía como laboratorio de pensamiento y sensibilidad.

 

Su acercamiento a la poesía fue temprano, pero su consolidación llegó en los años ochenta, en un contexto colombiano marcado por la violencia política y social, donde su voz ofrecía un contrapunto: no ignoraba el dolor colectivo, pero lo filtraba a través de lo humano, lo cotidiano, lo vulnerable.

 

La poética de lo íntimo

 

En sus poemarios —como De círculo y ceniza (1989), Ese animal triste (1996), Todos los amantes son guerreros (1998) o Explicaciones no pedidas (2011)— la autora explora la memoria, el amor, la pérdida, el paso del tiempo y el desconcierto ante la muerte. La suya es una poesía que no teme la desnudez emocional ni la reflexión sobre lo inevitable.

 

Su lenguaje, preciso y claro, renuncia a lo artificioso para abrir espacio a la emoción directa. Bonnett sabe que la sencillez puede ser más demoledora que la retórica, y que la belleza habita tanto en un verso limpio como en la grieta que ese verso señala.

 

El dolor hecho palabra

 

Uno de los momentos más determinantes de su trayectoria fue la publicación de Lo que no tiene nombre (2013), un libro donde narra la enfermedad mental y el suicidio de su hijo Daniel. Lejos de ser un testimonio cerrado sobre una tragedia personal, el texto se convirtió en un acto de apertura, un puente para hablar de salud mental, duelo y resiliencia en un país donde estos temas han sido históricamente silenciados.

 

La crítica y los lectores reconocieron la valentía de exponer un dolor tan íntimo sin caer en el sentimentalismo fácil. Bonnett escribió desde la herida, pero con la conciencia de que la literatura podía, si no aliviarla, al menos darle un lugar y un sentido.

 

Una voz que trasciende fronteras

 

Su obra ha sido traducida a varios idiomas y ha participado en festivales y encuentros literarios en América y Europa. Ha recibido reconocimientos como el Premio Casa de América de Poesía Americana (2011) y el Premio Generación del 27 (2012). Sin embargo, más allá de los galardones, Bonnett es valorada por su coherencia: su escritura mantiene una fidelidad a la experiencia humana sin maquillajes.

 

En sus novelas, como Después de todo (2001), Siempre fue invierno (2007) o Donde nadie me espere (2018), retoma esa mirada lúcida y empática, explorando personajes que cargan con heridas invisibles y con la fragilidad de las relaciones humanas.

 

Piedad Bonnett hoy

 

En un tiempo marcado por la inmediatez y la dispersión, Bonnett sigue apostando por la palabra reflexiva. Sus poemas y ensayos son lugares de pausa, espacios donde el lector puede reconocerse y, a veces, reconciliarse consigo mismo. Ella misma ha dicho que escribe para “poner en orden lo que me inquieta o me duele”, y en esa honestidad está gran parte de su poder.

 

Piedad Bonnett nos recuerda que la poesía no es un lujo para momentos tranquilos, sino una herramienta para habitar la vida —con sus luces y sombras— con mayor conciencia. Su obra es, al mismo tiempo, un espejo y un refugio; un recordatorio de que, aunque la herida nunca se cierra del todo, el acto de nombrarla nos salva un poco.




Lista de publicaciones destacadas

 

  • De círculo y ceniza (1989)
  • Gato por liebre (1991)
  • El hilo de los días (1995)
  • Ese animal triste (1996)
  • Todos los amantes son guerreros (1998)
  • Después de todo (2001)
  • Las herencias (2008)
  • Explicaciones no pedidas (2011)
  • Lo que no tiene nombre (2013)
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